“¿Te atraen las relaciones con personas egocéntricas, frías, que no te comprenden o te utilizan?
- ¿Tienes miedo de mostrar a los demás cómo eres en realidad, pues piensas que te podrían rechazar por ello?
- ¿Antepones las necesidades de los demás a las tuyas propias, de modo que nunca logras satisfacer tus necesidades?
- ¿Te invade el pánico cuando alguien a quien quieres te deja o te amenaza con ello?
- ¿Te sientes constantemente preocupado por los desastres naturales, por perder todo tu dinero, por contraer alguna enfermedad grave o por tener un accidente de avión?
- ¿Te sientes inútil comparado con las personas que te rodean?
- ¿Crees que, independientemente del éxito que tengas, te sentirás siempre infeliz, insatisfecho o indigno de todo?
- ¿Sacrificas tu propia relajación y las cosas que te gustan por intentar convertirte en el mejor?
Relaciones insatisfactorias, ausencia irracional de autoestima, sentimientos de insatisfacción: todos estos problemas se pueden resolver a través del cambio en los tipos de mensajes que las personas interiorizamos.” Así empieza Reinventa tu vida, gran libro del psicólogo Jeffrey Young, creador de la terapia de esquemas y trampas vitales.
Una
trampa vital es un patrón
que se inicia en la infancia y se repite durante toda la vida.
Empieza como algo que nos transmiten nuestras familias u otros niños.
Si una vez fuimos abandonados, criticados, sobreprotegidos,
maltratados o rechazados, en cierta manera nos perjudicaron y la
trampa vital conforma una parte de nosotros. Con el tiempo
abandonamos el hogar donde hemos crecido y repetimos esas mismas
situaciones en que somos maltratados, despreciados, desvalorizados o
controlados, lo que provoca que fracasemos en el logro de nuestros
objetivos más
deseados.
Determinan
cómo
pensamos, sentimos, actuamos y nos relacionamos con los demás.
Conllevan sentimientos de ira,
tristeza, y ansiedad,
incluso cuando parece que lo tenemos todo, ya sea posición
social, un matrimonio ideal, el respeto de las personas próximas
o el éxito
profesional, a menudo somos incapaces de saborear la vida o valorar
nuestros éxitos.
Luchan por sobrevivir aunque sean autodestructivas.
Todo
esquema sería
el resultado de la interacción
entre nuestras tendencias hereditarias o temperamento y las
experiencias tempranas vividas ( cómo
nos criaron).
¿Cuál es el entorno de crianza más saludable ?
Seguridad,
autonomía
gradual, autoestima, autoexpresión,
límites
realistas
y oportunidades
para formar relaciones con
los demás.
(
Winnicott ).
1)
la seguridad básica
y afecto seguro que
permita que el niño(a)
se sienta querido y protegido por sus padres sea de forma física
y/o emocional,
2) la
autonomía que
permita que el niño(a)
sea responsable de sus actos, tome decisiones sin que los padres se
impongan a ello.
3)
relación
con los demás
y expresión
de nuestras emociones haciendo
que el niño
pueda emitir emociones y/o expresiones hacia los demás
y también
consigo mismo.
4)
la
autoexpresión:
que
sepa cuáles
son sus derechos como niño(a)
sin represiones (espontaneidad)
5)
límites que
el niño(a)
lleve un control de sus conductas con los demás
y con el mismo.
Al
no satisfacer una o más
de estas necesidades, se crean los esquemas mal adaptativos.
¿Qué estilo tenemos ante las trampas vitales?
Ante
dichas trampas es posible aceptarlas y mantenerlas, evitarlas
(pretender evadirnos de la misma a través
de alcohol, drogas, trabajo, etc., pero sin enfrentarnos a ella) o
compensarlas (pensar, sentir y actuar de manera contraria a la
trampa, negando su existencia).
¿Cómo se rompen con estas trampas vitales?
La
terapia de esquemas, facilita y guía
el proceso de cambio rompiendo con tales estilos de pensar, sentir y
actuar, lo que genera un malestar inicial resultado de la natural
resistencia a desvincularse de aquello conocido, aunque
insatisfactorio, y adentrarse en nuevas formas de entender y
comportarse. Hay que empezar por identificar las trampas existentes,
comprender el origen de las mismas, entrando en contacto con el dolor
y sufrimiento experimentado, rebatiendo la trampa vital tanto
intelectual como emocionalmente, desahogando el dolor experimentado y
satisfaciendo las necesidades insatisfechas, modificando los patrones
de conducta personal e interpersonal asociados a dicha trampa, en
particular las relaciones de pareja inapropiadas y los hábitos
autodestructivos, persistir en el cambio siendo paciente y perdonarse
por los errores que se hayan cometido.
- Abandono: Siento temor a que las personas que quiero me dejen solo y por tanto me aferro demasiado a ellas; tanto así que fomento su alejamiento.
- Desconfianza y abuso: Siento temor a que los demás se burlen de mi, me dañen, manipulen o se aprovechen de mi. La desconfianza me impide intimar con los demás y me cierro en mi mismo.
- Dependencia: Siento que soy incompetente e incapaz de afrontar mi vida sin que alguien me ayude constantemente. Busco relaciones con personas fuertes.
- Vulnerabilidad: Siento que un desastre va a ocurrir en cualquier momento y que el mundo es un lugar inseguro. Siento miedos excesivos y poco realistas, pero no puedo evitarlos. Tengo alguna fobia o temor importante.
- Privación emocional: Siento que mis necesidades de amor nunca van a ser correspondidas. Nadie me entiende y nadie me ama como quiero.
- Exclusión social: Siento que soy diferente a los demás y por eso me aíslo.
- Imperfección: Siento que soy eternamente imperfecto y defectuoso. Si alguien supiese como soy, dejaría de quererme.
- Fracaso: Siento que soy un inútil en lo que hago. Soy peor que el resto.
- Subyugación: Siento que debo sacrificar mis necesidades y deseos para agradar a los demás o satisfacerlos.
- Normas inalcanzables: Debo satisfacer expectativas elevadas en relación a lo económico, el orden, la belleza o el reconocimiento, aún si tengo que sacrificar mis relaciones interpersonales, mi tiempo de ocio o felicidad.
- Grandiosidad: Siento que soy especial y puedo pensar, actuar y expresarme como quiero en el momento que quiera.
¿Quieres saber más ? Reinventa tu vida, Jeffrey E.Young & Janet S.Klosko. ¡Lectura obligada!
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