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lunes, 10 de agosto de 2015

Comunicación asertiva

Quienes tienen dominio sobre la palabra adecuada no ofenden a nadie. Y no obstante, dicen la verdad. Sus palabras son claras pero nunca violentas... Nunca se dejan humillar, y nunca humillan a nadie.Buda

¿Cuántas veces se ve en consulta a personas que vienen con problemas con sus relaciones? Conflictos con hijos, pareja, familia…


Alguien acaba “perdiendo los papeles”, y dice cosas que hieren tanto al propio emisor como al receptor.

También ocurre lo contrario, muchos problemas de ansiedad, autoestima y subyugación vienen porque uno no sabe cómo responder ante ciertas frases, o no sabe decir que no. 

Lo cierto es que existen técnicas de comunicación asertiva (también conocida como comunicación emocional ) al alcance de todos. 


Son pautas tan sencillas y claras que no sospecharíamos el poder que tienen en nuestra relación con los demás.

Antes que nada, identifiquemos los elementos “tóxicos” en una conversación que sin duda nos harán perder más que ganar, pues atacan al cerebro emocional y no dejan más opción que contraatacar con violencia o retirarse como un animal herido. (Gottman)

1) La crítica: - ¡Estoy harta de tener que ordenar la casa!  ¡Me desquicia tu desorden!

  • Sustituto sano: La queja ( es lo mismo pero no es un ataque).
  • Con todas tus cosas desordenadas en la cocina no puedo tomarme el café por la mañana. Necesito un poco de orden alrededor para sentirme bien. ¿Podrías hacer el esfuerzo de recogerlo por la noche, antes de acostarte?

2) El menosprecio: - Hija mía, eres una idiota.  -Tu comportamiento es ridículo.

3) El contraataque: o bien conduce a una escalada de violencia que puede terminar muy mal, o bien deja al vencido herido y lastimado, cosa que no hace más que agravar la dificultad de tener que convivir con esa persona.

4) La retirada total sin explicaciones. Abandonar el campo de batalla, o ignorar a la persona. En algunos casos la ira o dolor nos embarga tanto que la conversación no puede seguirse. Es recomendable retirarse explicando que ahora de esa manera no se puede hablar y que se retomará la conversación cuando uno de los dos se calme, pero no simplemente huyendo.



El plano de seis puntos. 

“O.L.A.-C.E.E.”.
Estas iniciales resumen los seis puntos clave de un enfoque no violento que proporciona las mejores opciones para obtener lo que se desea, tanto en casa, como en el despacho, con la policía, e incluso con el mecánico del coche. Veamos qué significan dichas iniciales.

O de ORIGEN. 
Primero hay que asegurarse de que uno se dirige bien a la persona que es el origen del problema y que cuenta con los medios para resolverlo. Esto, que parece obvio, no acostumbra a ser nuestra primer reacción. Si un compañero de trabajo nos hace un comentario desagradable ante todo el equipo con motivo de mi trabajo ,no servirá absolutamente de nada quejarme ante el resto de mis compañeros o a mi madre por teléfono, aunque eso sea lo que más apetece.

L de LUGAR Y MOMENTO. 
Siempre hay que intentar que la discusión se lleve a cabo en un lugar protegido y privado, y en un momento propicio. ( no en público o en un pasillo).Tampoco es recomendable muy en caliente, hablar de temas importantes ( retirada por ira extrema), y hay que asegurarse de la disponibilidad de la otra persona en ese momento.

A de APROXIMACIÓN AMISTOSA.
Para hacerse entender, primero hay que hacerse escuchar, y para conseguirlo el receptor de nuestro mensaje no puede sentirse atacado. De esta manera, primero utilizaremos su nombre y empezaremos por una frase agradable y/o empática hacia la otra persona.

Por ej , cuando nuestro jefe nos critica en público: “Enrique, aprecio todas las oportunidades de recibir retroalimentación de su parte. Eso me permite avanzar, progresar en mi trabajo…”

C de COMPORTAMIENTO OBJETIVO. 
Ahora, hay que entrar en el tema: describir el comportamiento que motiva nuestra queja, y nada más, sin la menor alusión a un juicio moral. Por tanto habría que decir: “Como usted hizo eso” o “ dijo que era un incompetente…” (textualmente).

E de EMOCIÓN.
La descripción debe ir inmediatamente seguida de la emoción que se ha sentido. Ahí no se puede caer en la trampa de hablar de la propia cólera, que a menudo es la emoción más manifiesta, pero es una emoción dirigida ( consecuencia de sentirse herido por el ataque).

Es más eficaz hablar de uno mismo: “ Como usted dijo que era un incompetente , delante de todo el mundo…me sentí humillado”

E de ESPERANZA FRUSTRADA.
Uno podría aferrarse a la expresión de una emoción, pero todavía resulta más beneficioso continuar mencionando una esperanza frustrada, o la necesidad que se siente y que no ha sido satisfecha: “Necesito sentirme seguro en la oficina, saber que no seré humillado ni herido a causa comentarios de ese tipo sobre todo provenientes de alguien tan importante como usted”…

 Este leguaje puede resultar ridículo o incluso nos puede hacer sentir incómodos, sobretodo porque no es algo que veamos mucho a nuestro alrededor, pero objetivamente, en una situación de conflicto sólo existen tres maneras de reaccionar:


  1. La pasividad (o la pasividad-agresiva), la reacción más corriente y menos satisfactoria. 
  2. La agresividad, no mucho más eficaz y bastante más peligrosa.
  3. La  asertividad, es decir, la comunicación emocional no violenta.

No obstante, existen circunstancias en las que más vale ser pasivo o agresivo que lanzarse al proceso de la comunicación asertiva.

Cuando el motivo es insignificante, por ejemplo, cuando no merece ni nuestro tiempo ni nuestra atención. A menudo resulta más económico. Por el contrario, en situaciones de urgencia o peligro, es normal ser agresivo y dar órdenes sin explicaciones.

Os recomiendo encarecidamente leer el libro de “Curación emocional” de David Servan Shreiber de donde ha sido tomado el plano de 6 puntos anteriormente expuesto. La nueva medicina de las emociones que transformará tu vida. Acabar con el estrés , la ansiedad y la depresión sin fármacos ni psicoanálisis.

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