Cómo prevenir el fracaso escolar.
Muchos niños presentan una serie de problemas a la hora de ponerse a estudiar, lo que se traduce en una guerra para los padres, quienes deben andar detrás de sus hijos para que empiecen con las tareas, o estar controlando continuamente que no se han distraído.
Precisamente, esos son los dos principales motivos por los que los padres acuden a un psicólogo infantil. En un primer caso están los niños que nunca quieren ponerse a estudiar, y posponen el momento alargando al máximo el periodo de descanso previo al estudio, tardando demasiado en merendar, perdiendo mucho tiempo en organizar los materiales o elegir la asignatura con la que van a empezar... Los padres de estos niños tienen que estar repitiendo continuamente la orden de “empieza de una vez a estudiar”, obteniendo siempre un “voy” por toda respuesta. Estos niños han interiorizado la asociación de “el estudio como castigo” al tener que dejar una actividad que les gusta (descansar, merendar, ver la televisión) por otra que les disgusta mucho (estudiar). En estos casos el problema suele estar asociado a pautas y rutinas inadecuadas, y se solventa creando hábitos de estudio.
Por otro lado, encontramos el caso de aquellos niños que tardan demasiado en acabar sus tareas. No tienen tantos problemas para ponerse a estudiar, pero se pasan toda la tarde haciendo los deberes o estudiando temas que podrían hacer en menos tiempo. En estos casos es donde mayor atención se debe prestar, pues suelen estar asociados a disfunción cognitiva, dificultades de aprendizaje, problemas emocionales o desmotivación escolar.
No obstante, tanto en el primer tipo de problemas como en el segundo, los psicólogos infantiles recomiendan que cuando exista cualquier sospecha de que algo no anda bien, debe acudirse a un profesional que pueda darnos las pautas adecuadas para el niño mejore y el problema no se haga cada vez mayor.
Es muy importante instaurar, desde que son pequeños, unos buenos hábitos de estudio, pues así lograremos evitar la aparición de muchos problemas asociados a la desorganización y la falta de rutinas. Ya desde la etapa infantil deben ir realizando rutinas diarias de estudio, para que vayan asociándolas como un hábito, y no como una tarea distinta. Esta responsabilidad empieza a ser enteramente de los padres, pero ya en el primer ciclo de primaria deberán comenzar a ir delegándola en los niños. Pero sin duda es vital descartar lo más pronto posible cualquier posible retraso madurativo de algún área cognitiva, ya que cuanto antes se estimule y corrija esta necesidad, mayores probabilidades hay de evitar futuros fracasos escolares.
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